Más Allá del Bajo Autocontrol: Lo que nos Enseñaron los 90 sobre el Desorden y la Vida Criminal
Continuando con las ideas que moldearon cómo entendemos el crimen en los años 90, en esta segunda parte veremos cómo los pequeños desórdenes pueden llevar a problemas más grandes y cómo la forma en que alguien delinque cambia a lo largo de su vida.
Las Ventanas Rotas: Cuando el Desorden Atrae el Crimen
Una de las ideas más influyentes de los 90, especialmente en grandes ciudades como Nueva York, fue la Teoría de las Ventanas Rotas. Imagina un edificio con una ventana rota que nadie repara. La teoría de James Q. Wilson y George L. Kelling sugiere que esa ventana sin arreglar envía un mensaje: "a nadie le importa". Pronto, podrían aparecer más ventanas rotas, grafitis o basura, porque la gente siente que no hay consecuencias.
La idea central es que si no se controla el desorden pequeño (como el vandalismo o la suciedad), la comunidad empieza a sentir que las cosas se están saliendo de control. Esto puede animar a los delincuentes a cometer crímenes más serios, ya que perciben que no hay vigilancia ni orden. Esta teoría fue la base de muchas políticas de "cero tolerancia" que buscaron arreglar los problemas menores para evitar que se convirtieran en algo peor.
La Criminología del Desarrollo: El Crimen no es Estático, ¡Crece y Cambia con la Vida!
Los años 90 también vieron un gran interés en entender cómo la conducta delictiva evoluciona a lo largo de la vida de una persona. En lugar de buscar una única causa, los investigadores empezaron a ver el crimen como un proceso dinámico, con un inicio, una duración y, a menudo, un final.
Delincuentes de por vida: Un grupo pequeño de personas que muestran problemas de conducta desde la niñez. A menudo tienen dificultades neurológicas y crecen en entornos complicados. Para ellos, la delincuencia es una parte estable de su vida.
Delincuentes solo en la adolescencia: Un grupo mucho más grande que solo comete delitos durante la etapa adolescente. Para ellos, es una forma de probar límites o encajar con amigos. Generalmente, dejan de delinquir cuando se hacen adultos y asumen responsabilidades como un trabajo o una familia.
Robert Sampson y John Laub (1993), con su Teoría de las Edades del Control Social, nos mostraron cómo los lazos sociales (las conexiones que tenemos con la familia, la escuela o el trabajo) son clave para mantenernos en el buen camino. Durante la infancia, una buena crianza es fundamental. En la adolescencia, el éxito escolar y las buenas amistades importan mucho. Y en la adultez, tener un matrimonio estable o un buen trabajo pueden ser "puntos de inflexión" o momentos clave que ayudan a alguien a dejar atrás la vida criminal. Su investigación demostró que incluso quienes tuvieron una juventud difícil pueden cambiar si encuentran estabilidad en estas áreas de su vida.
En resumen, las ideas de los 90 nos ayudaron a ver que el crimen no es un problema simple. Es un fenómeno complejo que se entrelaza con el desarrollo personal y el entorno social a lo largo de los años. Estas teorías no solo nos dieron una mejor comprensión, sino que también inspiraron nuevas formas de prevenir y controlar el crimen
Comentarios
Publicar un comentario